Honduras: Protestas en tiempo de narcodictadura
La crisis en Honduras no se limita a luchas partidarias, los problemas son más profundos y hasta desiguales entre un ciudadano que desea un país mejor y un narcoestado con el poder de las armas.
Drogas, corrupción, destrucción del medio ambiente, pobreza, inseguridad, recesión económica son algunos de los males que agobian a la población hondureña.
Expertos en psicología han advertido que a pesar que un sector de la población se niega a arrendirse, la mayor parte del pueblo vive bajo pánico por la fuerte represión que son sometidos si exigen sus derechos.
Asesinatos de ambientalistas, protestantes y opositores al gobierno de Juan Orlando Hernández son el escenario para crear en Honduras un escenario de miedo y terror.
“No es normal que un buen porcentaje de la población se acople al sistema o decida callar porque sabe que pueden ser víctimas”, citaron expertos en psicología.
Muestra de lo anterior es la indiferencia de algunos ciudadanos, quienes prefieren adoptar actidudes de calma ante los abusos y resignarse antes que luchar por sus derechos.
“Los hondureños viven bajo miedo, bajo pánico, bajo estrés, bajo amenaza, quizá hasta paranoicos”, agregaron al referirse que muchos desean “aguantar” abusos y no sufrir represión o persecusión por expresar sus opiniones.
Mientras el temor invade a la población, las cifras de trastornos mentales van en aumento, trastornos ligados a la inestabilidad social, pobreza, inseguridad y problemas emocionales.
Estas mismas causas están provocando suicidios, los cuales van en ascenso con un 53 por ciento, según datos del Observatorio de la Violencia de la UNAH.
Una población bajo depresión, ansiedad y otros trastornos, son favorables para un gobierno que le apuesta a la compra de armas, bombas lacrimógenas y vehículos destinados para reprimir.
“Como si se tratase de un país en guerra, el gobierno ha comprado más armas que medicinas”, dijeron sociólogos sobre la problemática nacional.
Otro aspecto que fortalece a Hernández es el apoyo del país más podero del mundo, Estados Unidos; lo que deja a la población casi indefensa ante el poderío.
Según conocedores, el hondureño promedio espera que sea esa nación que por los vínculos de la familia Hernández con el narcotráfico realicen el trabajo de sacarlo y supuestamente liberar al país.
“El conformismo ha sido un problema de generaciones, uno de los eventos que hizo despertar al pueblo hondureño fue el Golpe de Estado”, agregaron expertos.
Al respecto enfatizaron que la clase política y el miedo por las muertes en protestas o movimientos sociales han disminuido la afluencia de personas que están dispuestas a luchar.