Del bajo y oscuro mundo de la drogadicción al deseo de lograr todos sus sueños
La vida ha sido bastante dura con ella, el abandono, la violación y la drogadicción son las huellas que han marcado su existencia, haciendo de su historia un ejemplo digno de replicar para resurgir como el ave fénix de las más dolorosas cenizas.
Con apenas 12 años de edad comenzó a probar el alcohol, aprovechaba cuando sus padres la enviaban a comprar guaro para ellos. La situación empeoró, sus progenitores indiferentes a lo que ocurría por su grado de embriaguez la expusieron a constantes violaciones.
Un año después, con tan solo 13 años, la orfandad tocó su vida y pasó de un hogar alcohólico a vivir en los bajos del puente Guacerique con su hermano menor de 12 años.
Acostumbrada a que utilizaran su cuerpo, decidió prostituirse para poder llevar alimento a su boca, mientras que su hermano se dedicaba a robar.
‘Él, era un ladrón y yo me dedicaba a la prostitución para poder comer’, recuerda Kelly con tristeza su dolorosa infancia.
Los años pasaron, del alcoholismo pasó a la drogadicción, usando la piedra de crack, la cual usaba cada noche de su vida, consumiéndose poco a poco y robando sus sueños.
Para este tiempo, Kelly tenía tres hijas, quienes sufrían las consecuencias de su drogadicción y se proyecta un futuro tan doloroso como el que ella vivió. Fueron ellas, una de las razones por las que decidió salir de ese mundo vacío que le robaba la felicidad.
Remembra con exactitud lo ocurrido hace siete años, exactamente un 6 de enero. ‘Compré 20 piedras de crack para toda la noche. Recuerdo que me estaba drogando cuando vi una luz resplandeciente en una pared de donde salía una voz de un hombre llorando’, relató la ahora madre luchadora.
Esa noche cambió mi vida, porque recuerdo bien como esa voz diciéndome: ‘Hija mía, ya no te destruyas, yo ya pagué por tus pecados, no seas egoísta, no hagas lo que tus padres hicieron por ti’.
Luego vi un reflejo de cuántas veces fui violada y pensé en lo que iban a pasar mis hijas. ‘Desde ese día dejé las drogas y empecé a luchar por mis hijas’.
LA NECESIDAD DE UN TECHO
Actualmente, Kelly tiene cuatro pequeñas, a las que ha logrado sacar adelante y desea construir un techo digno para ellas. Pero para hacer realidad su sueño necesita algunos materiales que le son imposibles de comprar por ser de bajos recursos económicos.
La hondureña, que ahora se dedica a vender de manera ambulante, le pide a las personas de buen corazón que estén dispuestos a ayudarle comunicarse al teléfono móvil: 8858-0023.
Cemento, bloques, ladrillos, arena u otros serán usados para construir un pequeño imperio para fortalecer el hogar por el que decidió luchar hace siete años, fecha conmemorativa en su vida por ser capaz de salir del oscuro y doloroso mundo de las drogas.
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