Las victorias de Melvin Durón a pesar de las secuelas del acoso escolar
Su historia inspira vida, entrega y divinidad; para Melvin Durón no existe límite y su secreto se esconde en seis letras: PERDÓN, esa humana decisión que no todos podemos practicar.
Los golpes de la ingrata inhumanidad tocaron su cuerpo tras ser víctima de bullying o acoso escolar que le dejaron notorios daños cerebrales.
A sus 16 años fue agredido por un joven dos años mayor, provocándole lesiones que hasta la fecha lucha por resarcir. Su agresor no pagó el perjuicio físico que por 13 años Durón ha tenido que sobrellevar, él decidió perdonarlo y seguir libre de ataduras.
"El perdón es un regalo que nos damos a nosotros mismos, porque nos despojamos de malos sentimientos que, en el largo plazo, nos terminan de perjudicar", dijo al preguntarle por qué decidió perdonar a su agresor a pesar de perder algunas facultades corporales.
Su pasión por hacer el bien fue más fuerte que el odio, por eso sus victorias suman cada día y está seguro que un futuro brillante le espera.
BRILLANTE
Melvin Durón, es licenciado en Gerencia de Negocios y máster en Dirección Empresarial y en Comercio Internacional. Maneja tres idiomas: inglés, italiano y un poco de portugués.
A pesar de tener un curriculum envidiable, vivir en un país con alto índice de desempleo le ha imposibilitado desempeñarse y crecer laboralmente, pero no hay ningún obstáculo que él no pueda vencer.
"Mi mejor logro hasta hoy ha sido cursar, con excelencia académica, la licenciatura y la maestría. Con todo y la discapacidad físico motriz que tengo, producto de una lesión cerebral gravísima", expresa con orgullo sobre sus victorias.
A sus 29 años tiene claro hacia donde va: ostentar a un cargo de elección popular es una de sus opciones, rehabilitarse en un 100 por ciento y luchar por una Honduras mejor ya están escritos en piedra. Esa piedra que va forjando con el apoyo de su familia, a quienes califica como su todo.
"Mi familia es todo: Mi sustento, mi guía, mi casa, mi alma, mi apoyo, TODO", escribió al preguntarle por sus seres queridos.
Hoy sus sueños resplandecen más que ayer, confiando en Dios y respaldado por la excelencia con que emprende cada reto que se impone.
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